Hemos cogido por costumbre los últimos años elaborar al menos una lager al año. Todo buen cervecero casero sabrá de la dificultad de elaborar en casa una buena lager y el hacer esto supone para nosotros un reto muy bonito que nos permite además seguir aprendiendo. Evidentemente, dentro de las lager hay multitud de estilos, cada uno con sus características y peculiaridades. Para 2021 nos decidimos por intentarlo con una Munich Helles, un estilo que nos encanta beber. Como suelo hacer siempre, empecé una labor de investigación sobre el estilo para intentar acabar con el mejor resultado posible. Y fue durante este proceso, mientras buscaba información sobre cepas de levadura aptas para este estilo, donde casi por casualidad descubrí en un foro la palabra sauergut, totalmente desconocida para mí hasta ese momento. Intenté buscar más información sobre este término y lo cierto es que no abunda. Posiblemente se deba al hecho de que la mayoría de la literatura cervecera y las fuentes de información más generales que solemos manejar vienen de la cultura anglosajona, principalmente de EEUU, y en muchos casos en estas fuentes se han ido arrastrando mitos, informaciones incompletas o directamente falsas sobre algunos estilos. Por supuesto hay información en alemán sobre sauergut, pero mi escaso conocimiento del idioma impide que me sea de utilidad. El caso es que poco a poco conseguí más información sobre el tema de lo que parece ser el secreto mejor guardado de las lager alemanas.

Starter de la cepa German Lager X.
¿Y qué narices es el sauergut?, os estaréis preguntado. A continuación intentaré explicarlo de forma resumida y os daré un par de datos para que veáis que es algo que está realmente instaurado en la elaboración de las aclamadas lager alemanas, sobre todo en la región de Bavaria. Todo viene por la archiconocida ley de pureza alemana, la Reinheitsgebot. Según dicha ley, no está permitido acidificar ni el macerado ni el hervido mediante la adición de ácido láctico o cualquier otro compuesto químico. Para las cervezas elaboradas bajo esta ley, existen dos alternativas para reducir el pH del macerado y/o hervido. La primera de ellas es el uso de malta ácida (sauermalz en alemán), que muchos de vosotros conocereís y posiblemente hayáis usado en alguna elaboración. Y la segunda es utilizar un mosto ácido o sauergut. A pesar de que el motivo original de la utilización del sauergut pudiera ser adherirse a la mencionada ley, hay varios estudios que parecen demostrar los beneficios de su uso frente la adición de ácido láctico. Entre otras cosas, el sauergut permite extraer en el macerado casi el doble de zinc de la malta, siendo este elemento un importante nutriente para las levaduras, además de ayudar con el cuerpo y la espuma de la cerveza. Además, muchos productos del metabolismo de los Lactobacillus (protagonistas en la producción del sauergut) ejercen como antioxidantes en la cerveza. Aparte de estos beneficios menos tangibles, se supone que el sauergut parece tener un aporte en el sabor final de la cerveza, dando un toque ligero como a yogur, algo ácido que sería el sello particular de las Helles y otras lager bávaras. La mayoría de esta información la descubrí en un documento de la página German Brewing titulado «On Brewing Bavarian Helles – Adapting to Inert Brewing«. Dicho documento es una guía para elaborar la Helles perfecta con un montón de pasos a seguir, unos más complicados que otros. Más adelante comentaré cuáles fueron los que seguimos nosotros ya que fue, entre otras, una de nuestras fuentes de referencia para la elaboración.
Como me picaba la curiosidad, decídi mirar un poco a ver si, efectivamente, el uso del sauergut era algo extendido a nivel de cerveceras profesionales (sobre todo en Bavaria) y no sólo algo elevado a los altares por un puñado de cerveceros caseros. En primer lugar di con esta página de maquinaria para cerveceras en las que se puede ver un reactor para la elaboración y mantenimiento de sauergut. Por lo que he podido leer después además parece ser algo habitual en muchas cerveceras alemanas, sobre todo del sur. Más tarde, recibí un correo informándome de que Doug Piper (muy recomendable su canal en youtube, donde suele invitar a expertos a hablar de muchos temas y estilos cerveceros) iba a tratar en uno de sus videos sobre la elaboración lagers, siendo uno de sus invitados Tobias Zollo, maestro cervecero de Weihenstephan. Aproveché para preguntar sobre el sauergut y el propio Tobias me confirmó que el uso del sauergut sí es algo habitual en la elaboración de lagers (en el enlace podéis escuchar la respuesta completa). Curiosidades de la vida, mientras escribo esto, acabo de recibir un correo sobre una entrada en Brulosophy donde se hace un exbeermiment con sauergut. Quien lo iba a decir cuando hace un año no había ni oído hablar de esta palabra.

Cálculos para el starter
Haciendo un pequeño paréntesis en el tema del sauergut, vamos a ir con el resto de ingredientes que utilizamos. En primer lugar seleccionamos la levadura. Después de leer varias opiniones llegué a la conclusión de que había varias alternativas fiables que no eran superiores unas a otras. Entre el puñado de levaduras que se recomendaban como buenas opciones para el estilo, me decanté por la German Lager X. Esta cepa corresponde a la colección de The Vault de White Labs y se identifica con el código WLP835. Las cepas de esta colección solo están disponibles por períodos cortos de tiempo y al verla disponible me pareció una buena candidata para nuestra Helles, ya que en la página de White Labs la describen como una cepa que produce un perfil maltoso y cremoso con baja producción de sulfuro y ésteres. Se da además por hecho que esta cepa tiene su origen en el monasterio de Andechs, en Bavaria (en White Labs indican que es la cepa de un «famoso monasterio bávaro»).
Tanto para el grano como para los lúpulos la cosa fue más sencilla, ya que este no es un estilo que permita demasiadas florituras con estos ingredientes y es mejor ir a lo seguro. En el caso de la malta me decidí por una base de Pilsner sumado a un porcentaje no muy elevado de malta Vienna Barke y un pequeño toque de Carahell, todas ellas de Weyermann. En cuanto al lúpulo, como no podía ser de otra forma, lúpulos germanos a elegir entre los que teníamos en stock. Halletauer Mittelfrueh para amargor y Tettnager para aroma (éste último, aunque de origen alemán, cultivado cerca nuestro en Olite por Queen Country).
La información, tanto la parte de los ingredientes como la del proceso, incluyendo por supuesto el tema del sauergut, la recopilé de diferentes fuentes. Fundamentalmente de la página German Brewing, así como de su foro. También encontré buenos apuntes en otro blog, The Quest For Edelstoff, aunque fueran entradas de hace unos años. Al final, todos estos sitios de una forma o de otra tenían en su mayor parte un par de fuentes originales, los libros de Kunze (Technology Brewing and Malting) y Narziss (Abriss der Bierbrauerei), dos auténticas biblias de la cerveza en general, y la cerveza alemana en particular.
Un apunte más antes de pasar a describir la receta y el proceso de elaboración que seguimos nosotros. El artículo del que os he hablado al inicio de la entrada, es una guía completísima que posiblemente algunos de vosotros recordaréis ya que hace unos años estuvo bastante de moda en círculos del cervecerismo casero. En ella sus autores, basándose siempre en información contrastada, ofrecen un método para elaborar cerveza casera con la mínima introducción de oxígeno a lo largo del proceso. Quizás algunos lo recordéis con los términos LODO brewing o Low-ox brewing. Entre otras muchas cosas, es un método en el que se utilizan antioxidantes (metabisulfito sódico, ácido ascórbico,…) desde el macerado y se hace mucho hincapié en tener circuitos cerrados para evitar lo máximo posible la exposición al oxígeno. No es fácil de llevar a cabo a nivel casero, porque requiere una serie de adaptaciones del equipo. Debido a esto no era nuestra intención seguir este método al pie de la letra, a pesar de que sus autores claman que cualquier desviación al mismo puede dar al traste con el espectacular resultado final. Aun así, y de todas formas, decidimos aplicar varios de los pasos descritos en dicho método. Más que nada porque elaboramos cerveza porque nos resulta divertido y porque bueno, no creo que todo sea blanco o negro, y seguramente nunca habíamos puesto tanto cuidado en la elaboración de una lager (o más bien de ninguna otra cerveza), con lo que el resultado podría ser mejor o peor, pero no malo. Podéis leer el artículo entero si tenéis curiosidad y queréis ir más lejos, porque el nivel de detalle es muy alto y todos los porqués están muy bien explicados.

Sauergut preparado y listo para ser usado
HELLES CON SAUERGUT
MALTAS/GRANOS
3,00 Kg (83,3%) de malta Pilsner (Weyermann) (3,3 EBC)
0,50 Kg (13,9%) de malta Vienna Barke (Weyermann) (7,0 EBC)
0,10 Kg (2,8%) de malta CaraHell (Weyermann) (25,6 EBC)
LUPULOS
30,00 g de Hallertauer Mittelfrueh (3,00% AA) en pellets (first wort hopping, hervido 60 minutos, 12,0 IBUs)
10,00 g de Tettnager (6,13% AA) de Queen Country (Olite) en pellets (hervido 15 minutos, 6,3 IBUs)
LEVADURA
German Lager X (WLP835) de White Labs. Starter de dos pasos, 1,5 litros cada paso, para obtener 21,2 milones de células por mL de mosto al inocular (1,86 millones de células x mL mosto x grados plato)
DATOS NUMÉRICOS TEÓRICOS
Volumen: 16,00 L DO: 1,046 DF: 1,007 %Alc: 5,1% IBUs: 18,4 Color: 7,5 EBC BU/GU: 0,401 Eficiencia: 65%
PERFIL AGUA
El agua la cogimos el día anterior para que se evaporase el cloro. El día de elaboración la hervimos para eliminar lo máximo de oxígeno posible y le añadimos sales (y ácido fosfórico) y metabisulfito sódico (600 mg) como antioxidante. El perfil de minerales, sin tener en cuenta la contribución del metabisulfito sódico, quedó así:
Ca: 68 ppm; Mg: 3 ppm; Na: 7 ppm; SO4: 40 ppm; Cl: 45 ppm HCO3: 1 ppm
MACERADO
Macerado Hochkurz: 62ºC 30 minutos, 72ºC 30 minutos y 76ºC 10 minutos. En los primeros minutos añadimos 225 mL de sauergut con la intentción de bajar el pH del macerado 0,1, hasta un teórico de 5,4.
HERVIDO
60 minutos. A falta de 5 minutos para el final añadimos 400 mL de sauergut con la intención de bajar el pH del hervido 0,4, hasta un teórico de 5,0.
FERMENTACIÓN
En FastFerment colocado en el interior del Ferminator. Inoculamos la levadura a 7ºC y fuimos subiendo hasta 9ºC durante 24 horas. Dejamos a 9ºC durante 15 días, tras los cuales fuimos bajando la temperatura 1ºC por día hasta llegar a 5ºC. A esta temperatura de 5ºC lo dejamos durante 15 días más. Después de este tiempo, bajamos el fermentador al trastero y se quedó otras 3 semanas a 14ºC-15ºC antes de envasar. Embarrilamos en un corny pequeño 9 litros de la Helles, carbonatando forzado con CO2. El resto, unos 5 litros, lo embotellamos para obtener unos 2,5 volúmenes de CO2 de carbonatación.
Como seguro os habréis dado cuanta, entre lo más destacado del proceso, y explicaré las razones a continuación, está la elevada tasa de inoculación, el uso de metabisulfito sódico como antioxidante, la adición del sauergut en el macerado y hervido y las temperaturas de macerado y fermentación. La tasa de inoculación es mucho más alta de lo que estamos acostumbrados a ver en la mayoría de sitios. Normalmente para las cervezas lager es normal leer que una tasa de inoculación óptima es de 1,5 millones de células x mL de mosto x ºPlato. Esto daría para nuestra receta unos 17,2 millones de células por mL de mosto. Sin embargo, para realizar la fermentación en frío que nosotros íbamos a seguir (de forma más o menos aproximada), para asegurar una fermentación saludable es necesario subir bastante más esa cantidad. Se recomienda entre 20-30 millones de células por mL de mosto y nosotros nos fuimos hasta 21,2 millones de células por mL mosto (o lo que es lo mismo, 1,85 millones de células x mL de mosto x ºPlato). Para el cálculo del starter utilizamos Yeast calculator. Según esta calculadora teníamos que hacer dos pasos de 1,5 L cada uno, con agitación magnética, para llegar al número objetivo de células. Esto teniendo en cuenta claro la fecha de fabricación de nuestro vial de levadura German Lager X. Este elevado número de células de levadura es el ideal para la fermentación que seguimos, donde se inocula sobre unos 6ºC (nosotros lo hicimos a 7ºC) y se va subiendo hasta 8ºC-9ºC. A esta temperatura se produce la mayoría de la fermentación para luego ir bajando poco a poco hasta 3ºC-5ºC (nosotros lo hicimos a 5ºC).
En el caso del macerado seguimos el proceso seguido en la elaboración de muchas cervezas alemanas, denominado Hochkurz, que es una mezcla de las palabras Hoch (alto) y kurz (corto). Esto es porque se empieza a una temperatura más alta de lo habitual (entre 62ºC-65ºC) y porque la duración del mismo es más corta que otros tipos de macerado en los que hay más pasos. Nosotros empezamos con 62ºC, manteniendo 30 minutos. En este paso se favorece la actividad de la betaamilasa. Posteriormente pasamos a 72ºC otros 30 minutos, favoreciendo la actividad de la alfaamilasa y terminamos con 10 minutos a 76ºC para inactivar las enzimas. En teoría, este tipo de macerado favorece una conversión más completa de los azúcares que un macerado con una sola temperatura de infusión.
En el caso del tratamiento del agua, además de añadir las sales y un poco de ácido fosfórico (lo siento, Reinheitsgebot) para buscar un pH sobre 5,5 en el macerado (antes de añadir el sauergut), también añadimos 600 mg de metabisulfito sódico. Esta cantidad fue siguiendo la dosis recomendada por la gente de German Brewing de unos 25-30 mg/L (en el caso de no hacer lavado) de metabisulfito sódico para que actue como antioxidante. Esto aumenta ligeramente el sodio en el agua, pero apenas unas pocas ppm que no afectarán en el sabor.

Panel del ferminator durante la fermentación
Volvemos con el sauergut. Existen diferentes formas de prepararlo (y mantenerlo), pero en nuestro caso iba a ser para un único uso. Lo primero que hay que tener listo es mosto lo más estéril posible. En nuestro caso, aprovechamos unos 2 litros de mosto que elaboramos para nuestra prueba con las levaduras salvajes que recoletamos de frutas hace un par de años. Este mosto, en previsión a la elaboración de este sauergut, lo habíamos elaborado con una receta muy similar a la de esta Helles, además de seguir el mismo tipo de macerado (Hochkurz). El microorganismo implicado en la elaboración del sauergut es Lactobacillus amylolyticus. Este tipo de Lactobacillus está presente de forma natural en la malta y es lo que utilizamos nosotros para la elaboración, aunque se pueden utilizar cultivos puros de Lactobacillus para inocular en el mosto del sauergut (L. Delbrueckii, L. Amylovorus, L. Acidophilus, etc). Eso sí, todos ellos deben ser homofermantativos, es decir, que produzcan ácido láctico como producto principal y mayoritario en su fermentación. Los 2 litros de mosto sobrante los hervimos y los pasamos a un par de tarros de cristal sanitizados. Uno de ellos quedó con 750 mL y el otro con unos 500 mL. Enfriamos el mosto hasta que alcanzó unos 48ºC, momento en el que añadimos 15 g de malta Pilsner de Weyermann sin moler al tarro con los 750 mL de mosto y 10 g de la misma malta al tarro con los 500 mL, siguiendo la recomendación de añadir 20 g de malta por litro de mosto del artículo anteriomente mencionado. Dejamos los tarros cerrados para evitar exposición al oxígeno en un baño de agua manteniendo la temperatura en esos 48ºC (con un aparato para cocinar al vacío que recircula y mantiene la tempetura del agua), la ideal para la fermentación de este tipo de Lactobacillus (además de una temperatura demasiado elevada para el crecimiento de bacterias patógenas). Aunque es recomendable bajar el pH 4,5 antes de añadir la malta, para evitar crecimiento de patógenos (con malta ácida o sauergut elaborado anteriormente para ser puristas) nosotros esta vez no lo hicimos. Teóricamente, tras 24-36 horas se alcanza una acidez del 0,8% y aunque luego siga aumentando esta acidez, la velocidad disminuye de forma muy importante, con lo que ese período es suficiente. Nostros lo tuvimos fermentando 48 horas, tras lo cual lo pasamos a la nevera hasta el día de la elaboración de la Helles. Tomé con precaución una pequeña muestra de ambos tarros y en el de más volumen el pH estaba en 3,58, mientras que en el de menos volumen había bajado hasta 3,48. Como no, también probé un poco el sabor y era muy agradable, ligeramente ácido, pero también con un toque importante a cereal crudo. A falta de una descripción mejor, diría que era como un yogur de malta.
Hay varias estrategias para el uso del saugergut. La nuestra fue disminuir con el sauergut el pH del macerado hasta 5,4 (desde un teórico de 5,5) y bajar el del hervido, al final del mismo, a 5,0, también con el sauergut. Tomando como valor teórico ese 0,8% de acidez, harían falta 60 mL de sauergut por cada Kg de malta en la receta para disminuir en 0,1 el pH del macerado. Para el caso del hervido, esta cantidad sería la mitad, 30 mL por Kg de malta en la receta. En nuestro caso, tras aplicar estos cálculos de forma aproximada, añadimos 225 mL al inicio del macerado y 400 mL a 5 minutos para el final del hervido. Un pH de 5,4 en el macerado es un valor equilibrado que favorece tanto la alfaamilasa como la betaamilasa y en teoría puede dar lugar a una cerveza con más cuerpo. Este mismo valor durante el hervido favorece una óptima formación del turbio caliente (hot break), además de que la evaporación de DMS es mayor que a pHs más bajos. Por último, al bajar el pH a 5,0 con sauergut al final del hervido se facilita la formación del turbio frío (cold break).

Helles en el momento de envasar
El día de la elaboración el proceso fue tal y como está descrito en la receta, sin incidencias importantes que reseñar. Comenzamos con el agua declorada después de recolectarla la noche anterior, hirviéndola unos minutos y añadiendo cloruro cálcico y sulfato cálcico, además de unos mL de ácido fosfórico para ajustar el pH y el metabisulfito sódico como antioxidante. Una vez añadido el grano con cuidado de no oxigenar demasiado no removimos tanto como otras veces para evitar precisamente esa introducción de oxígeno en el macerado. Una vez asentado añadimos los 225 mL de sauergut para, en teoría, bajar el pH en 0,1. Tras terminar el macerado Hochkurz descrito más arriba retiramos el grano y comenzamos a calentar el mosto para hervir. En una muestra del final del macerado el pH estaba en 5,48, algo más alto de lo previsto, aunque tampoco habíamos medido el pH antes de añadir el sauergut. Antes de que empezara a hervir añadimos 30 g de Hallertauer Mittelfrueh como first wort hopping, para luego mantenerlos durante todo el hervido. A falta de 15 minutos, 10 g de Tettnager y a falta de 5 minutos, otros 400 mL de sauergut para dejar el pH en teoría en 5,0. Este valor, además de favorecer el turbio frío, también parece ayudar a la estabilidad de la cerveza, tal y como comentó el maestro cervecero de Weihenstephan respondiendo a mi pregunta sobre el uso del sauergut. Tras medir una muestra, nuestro pH del final del hervido era de 5,20, también algo más alto de lo previsto. Es posible que igual nuestro sauergut no tuviera la acidez suficiente o que otro factor afectase a estos valores, pero tampoco nos quedamos muy lejos.
El mayor problema durante la elaboración lo tuvimos a la hora de enfriar el mosto. Se supone que hay que enfriar lo antes posible a unos 5ºC-6ºC, pero con el serpentin y un baño de hielo no conseguimos bajar de unos 16ºC. No siendo lo ideal, decidí no inocular la levadura y meter el fermentador en el Ferminator configurado a 5ºC, dejándolo ahí toda la noche. La densidad inicial fue de 1,047, prácticamente el valor teórico (1,046). A primera hora del día siguiente ya estaba el mosto a 7ºC, así que inoculamos el starter preparado eliminando la mayor cantidad posible de mosto del mismo. Al final de ese día subimos la temperatura del Ferminator a 8ºC, dejándolo así todo ese día. Al segundo día subimos un grado más, hasta 9ºC cuando ya había un krausen importante (echamos un pequeño vistazo abriendo la tapa del fermentador y parece que la elevada tasa de inoculación funcionó bien). Y así a 9ºC estuvo 15 días más, 17 desde el día de elaboración. La densidad en este momento era de 1,009 (frente a una teórica DF de 1,007). A partir de ahí, bajamos la temperatura 1ºC por día hasta llegar a 5ºC, dejándolo a esa temperatura durante 15 días. Aquí decidí sacar la cerveza del Ferminator y dejarla en el trastero otras 3 semanas más a una temperatura de unos 14ºC-15ºC. Casi dos meses después del día de elaboración embarrillamos 9 litros en un corni pequeño de 9,5 litros y el resto, unos 5 litros, los embotellamos con azúcar para una carbonatación sobre 2,5 volúmenes de CO2. La densidad final quedó en 1,008, para un 5,1% alcohol. El olor era muy interesante y el sabor muy bueno, bastante limpio y con una buena presencia de la malta. En una próxima entrada os contaremos como resultó y si notamos la adición del sauergut. Sea como sea, con esta elaboración puedo decir que he aprendido más que con ninguna otra, y ya sólo por eso ha merecido la pena.